Intervención en el Sínodo Panamazónico
en nombre de la Fundación Populorum Progressio
Por P. Luis Ferney López Jiménez,
Secretario del Consejo de Administración
Esta intervención tiene relación con el capítulo VIII (#143-147) del Instrumentum Laboris “El rol profético de la Iglesia y la promoción humana integral”.
El Papa San Pablo VI, en el contexto de su visita a Colombia en 1968, que es la primera visita oficial de un Papa a Latinoamérica, creó el Fondo Populorum Progressio, con el objetivo de ayudar a los campesinos y para promover la reforma agraria, la justicia social y la paz en América Latina. En 1992, con motivo de los 500 años de evangelización de este continente, el Papa San Juan Pablo II convirtió este Fondo en Fundación Populorum Progressio, con la finalidad de promover un desarrollo humano integral entre las comunidades más pobres de América Latina y del Caribe, especialmente entre las comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes, a través de pequeños proyectos de desarrollo social de tipo productivo, infraestructura, educación, financieros, educación y salud. Cada proyecto se realiza en nombre del Papa como un gesto de su presencia y solicitud por estas comunidades. Como parte, antes de Cor Unum, y hoy del Dicasterio para del Servicio del Desarrollo Humano Integral y con la con la ayuda, especialmente, del Comité para las intervenciones Caritativas a favor del Tercer Mundo de la Conferencia Episcopal Italiana, hasta el momento, la Fundación ha realizado 4.586 proyectos, de los cuales 650 han sido desarrollados en la Región Panamazónica.
No, obstante lo hecho hasta ahora, afirmó el Papa Francisco dirigiéndose a la Fundación en la celebración de sus 25 años en diciembre de 2017 “La situación de Latinoamérica requiere un compromiso más firme, a fin de mejorar las condiciones de vida de todos, sin excluir a nadie… La Fundación, a pesar de los medios limitados de que dispone, encarna en sus proyectos la opción preferencial por los más pobres, resaltando su dignidad (Cf. LS 158), a través del testimonio de la caridad de Cristo que se hace ayuda, mano tendida al hermano y a la hermana para que se levanten, vuelvan a esperar y a vivir una vida digna. Solo de este modo podrán volver a ser protagonistas de su propio desarrollo humano integral, recobrar su dignidad de seres humanos amados y deseados por Dios, para poder también contribuir al progreso económico y social de su país con toda la riqueza que albergan en sus corazones y en su cultura. Y este desarrollo humano será obra de todos porque será fruto de un esfuerzo común que, a través de los medios proporcionados con tanta generosidad por las comunidades eclesiales, convierte el descarte en un auténtico recurso, no solo para un país sino también para beneficio de toda la humanidad”.
El Consejo de Administración de la Fundación Populorum Progressio hace votos y renueva su compromiso para “que este Sínodo sea una expresión concreta de la sinodalidad de una Iglesia en salida, para que la vida plena que Jesús vino a traer al mundo (cf. Jn 10,10) llegue a todos, especialmente a los pobres” ” según concluye el Instrumentum Laboris en su último numeral, el 147.
Si bien la Amazonía está conformada por territorios de nueve países distintos, en el sínodo se vive un ambiente de unidad como si fuese una misma nación; esto lo resalto como algo muy positivo y debiera ser un testimonio y signo que contribuya a una sana y mayor integración de nuestras naciones y pueblos latinoamericanos en su conjunto.